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Autores/as: E. Raúl Zaffaroni
Dado este objetivo, es claro que el derecho penal (la doctrina de los penalistas) si bien es siempre un programa técnico, no por eso deja de ser político, revistiendo un ineludible doble carácter, puesto que toda política se proyecta y realiza mediante una técnica. No faltan quienes pretenden reducir el derecho penal a pura técnica, negando su esencia política, pretensión que violenta la naturaleza de las cosas, toda vez que un proyecto que aspira a convertirse en sentencias no puede ignorar que cada una de éstas es un acto de un poder del gobierno de un estado (el judicial) y, por ende, un acto de gobierno de la polis.