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Autores/as: C. Verdejo
Leonardo de Vinci es tal vez el más claro ejemplo de espíritu plural que pasó a la inmortalidad. Leonardo de Vinci fue un genio en su época y lo sigue siendo a pesar de los siglos transcurridos. Su inteligencia sutil profundizó en todas las ramas de las ciencias y las artes, sin que ninguna dificultad obstaculizara su camino. Sólo su misma inquietud, su extraordinaria capacidad, ese espíritu plural de que hemos hablado, esa eterna insatisfacción que le caracterizaba, constituyeron serios obstáculos en su vida, los cuales no le permitieron dejar concluida ninguna de las muchísimas obras que comenzó.