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Autores/as: Laura Gutman
La sombra personal se desarrolla desde la infancia. Naturalmente, nos identificamos con ciertos aspectos como la generosidad y la bondad, y al mismo tiempo despreciamos los opuestos; en este caso, serían el egoísmo y la maldad. De esta manera, nuestra luz y nuestra sombra se van construyendo simultáneamente. Robert Bly decía que nos pasamos los primeros veinte años de nuestra vida llenando una mochila con todo tipo de vivencias y experiencias…, y luego nos pasamos el resto de nuestra vida tratando de vaciarla. Ese es el trabajo de reconocimiento de la propia sombra. En la medida en que rechazamos vaciar la mochila…, se hará cada vez más pesada y más peligrosa a cada intento de abrirla. Dicho de otro modo: no hay alternativas. El encuentro con el sí mismo es obligatorio. O nos sinceramos para indagar nuestros aspectos ocultos, que producen sufrimiento o dolor; o bien estos aspectos buscarán colarse en los momentos o circunstancias menos oportunos de nuestra existencia.