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Autores/as: María Dolores Hurtado Montesinos
La convicción de dar a la educación emocional la importancia que tiene y, en consecuencia, incorporar estas actuaciones a nuestro quehacer docente, no sólo debe venir impulsada por leyes y normativas; así no llegaríamos muy lejos. Debe ser el docente, en su deseo de mejorar y avanzar, el que vaya a la búsqueda de soluciones a los problemas de siempre, en dimensiones que aún no se han explorado por considerarlas fuera de lo propiamente curricular.