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Autores/as: Rosario de Acuña y Villanueva
Fragmento de El cañamón dorado. «Yo decía otro quisiera caer en la tierra de este mismo valle; transformarme en mata frondosa y alta como mi madre y multiplicarme en miles de cañamones como mis hermanos. La viejecita que plantó a nuestros padres no tiene más fortuna que este cáñamo, del cual soy leve parte, y aunque poquita cosa, quisiera contribuir con mí cuerpecillo al bienestar de esa pobrecita; ¡debe ser tan dulce prestar nuestro valer a la debilidad!» «Yo exclamaba otro cañamón quisiera correr mundo para pasar tierras y mares, ir enfardado con miles de hermanos por entre los hombres, y así podría dejar en cada mano una ganancia, pues pasando de sitio a sitio produciría la actividad del alma y del cuerpo; ¡debe ser tan bueno ir sembrando vida y riqueza por donde se pasa!».