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Autores/as: Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
La inseguridad alimentaria que vemos hoy, además de contribuir a la desnutrición, también contribuye al sobrepeso y la obesidad, lo que explica en parte la coexistencia de estas formas de malnutrición en muchos países. Para que podamos lograr un mundo sin hambre ni malnutrición en todas sus formas de aquí a 2030, resulta imperativo que aceleremos la aplicación de medidas y ampliemos su escala, a fin de fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación de los sistemas alimentarios y los medios de vida de las personas en respuesta a la variabilidad y las condiciones extremas del clima. Las conclusiones del presente informe ponen de manifiesto nuevos desafíos para poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición. Existe una necesidad urgente de acelerar y ampliar la escala de las acciones que refuerce la resiliencia y la capacidad de adaptación de las personas y sus medios de vida a la variabilidad y las condiciones extremas del clima. Estas y otras conclusiones vienen detalladas en la edición de 2018 del estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo.